Día 8: Sal a caminar el algún lugar donde sientas paz
Tengo miedo de la falta de responsabilidad que hay en Internet y las redes sociales. Realmente me preocupa el daño que se le puede causar a una persona desde una computadora y que el culpable se escape porque no se puede rastrear. Muchas veces me he preguntado si las redes sociales valen la pena, sobre todo cuando veo que la salud mental de las personas sufre porque vivimos comparando nuestra vida real, con la puesta en escena de otros. Conocer a Amanda y Ryan me hizo creer, por primera vez, que las redes sociales también tienen el increíble poder de unir a las personas. En un universo paralelo, Amanda y yo nos conocimos de alguna manera y Ryan y Olivia son grandes amigos en la tierra. Sé que esto está pasando en algún lugar de alguna manera.
En septiembre de 2016, el día en que Ryan hubiese cumplido un año, finalmente contacté a Amanda. La felicité por el primer cumpleaños de Ryan y luego escribí: “No nos conocemos, pero hace un tiempo que quería comunicarme contigo, pero nunca me senté y comencé este correo, porque francamente, no sabía qué decir, y escribir algunas cosas por primera vez en realidad me asusta. Pero hoy es el cumpleaños de Ryan y pensé en contribuir a su celebración compartiendo mi historia contigo y diciéndote el impacto que tú y Ryan han tenido en mí.”… “Tú, mi amiga, me has dado esperanza y un poco de entusiasmo por el futuro. También me has dado lo que llamo "tristeza acompañada"; cuando he estado en algunos puntos bajos, tú has evitado que toque fondo - ¡GRACIAS!”... “En los días y semanas que siguieron, leí cada una de tus publicaciones, incluso "guardé" algunas para momentos en los que sabía que necesitaría sentir que no estaba sola, como el primer avión que tomamos sin Olivia, donde tenía su almohada dentro de mi camisa, la mano de Pierre en un lado y mi teléfono con tus palabras en el otro”.
Amanda y Ryan son la razón por la que comencé a compartir a Olivia tan abiertamente y la inspiración detrás de mi sitio web. Amanda me dio palabras cuando no podía hablar ni escribir, simplemente mandaba un link a una de sus publicaciones y la gente podía saber lo que estaba sintiendo y pensando. Me acompañó cuando sentía cosas que no me atrevía a decir en voz alta porque hasta me asustaban. Amanda y Ryan hicieron esto incluso antes de que nos "conociéramos" ese septiembre hace seis años. Ahora estamos muy involucradas en la vida de las dos, y estoy 100% segura que nos vamos a conocer en persona en algún momento en el futuro. Mientras tanto, nos mantenemos en contacto, celebramos a todos nuestros hijos y constantemente recibimos guiños de Ryan y Olivia asegurándonos que sí son amigos épicos en la tierra mágica en la que viven.
Esta es su historia:
En la mañana del 6 de septiembre de 2015, después de 9 meses de un embarazo feliz y saludable, justo un día antes de que nos encontráramos cara a cara, Ryan no me despertó con una patada en el vientre, ni me saludó con algunos empujones y pinchazos. Sabía que algo no estaba bien, pero yo no lo podía creer. Aproximadamente una hora más tarde, la ecografía confirmó lo que ni siquiera podía empezar a creer. Ryan había muerto, y ahora era mi trabajo traerlo al mundo. Mi miedo y pánico de dar a luz a un bebé muerto eran infundados, fue y es la cosa más increíble que he hecho. Lo limpiaron y envolvieron como hacen con todos los bebés y lo pusieron en los brazos de su mamá. Lo miré con tanto orgullo que todavía puedo sentir la hinchazón en mi pecho cuando me acuerdo. Él estaba durmiendo, era un ángel y era nuestro bebé. Nosotros lo creamos y estuvo todo ese tiempo en mi vientre. Y lo amamos tanto como a cualquiera de sus hermanos que desde entonces hemos criado en esta tierra. Tuvimos pocas horas con él y muy pocas respuestas sobre lo que salió mal, lo más probable es que haya sido falta de líquido. Algo había sucedido entre mi última ecografía unas semanas antes, mi última cita con el obstetra unos días antes y este día, para que dejara de producir líquido. Tuvo una evacuación intestinal y muy probablemente se asfixió. Pero no había certeza, y nosotros optamos por no hacerle autopsia.
Todo lo que sabía era que su cuerpo estaba cambiando rápidamente y sabía que no podía soportar mucho más que nos aferráramos a el. Llegó a conocer a sus abuelos y a una de sus tías. Y pudimos vestirlo con la ropa que elegimos con amor para él, el día que supimos que era nuestro bebé. Y luego tuvimos que devolverlo. Los días y semanas que siguieron son simultáneamente los recuerdos más vívidos y borrosos de mi vida. Salir del hospital con los brazos vacíos. Haciendo sus arreglos finales. Una corriente de visitantes a la casa. Acostando a Ryan para que descanse. Que mi esposo regrese al trabajo. Guardando algunas cosas de Ryan que habíamos dejado en la casa. Lidiando con el silencio de un hogar sin bebés. No entendía cómo te recuperabas de esto. Solo vi la oscuridad que había entrado en nuestras vidas. No quería ver la luz.
El tiempo, sin embargo, nos ha dado suficiente distancia para ayudarme a ganar algo de perspectiva. Esto sin duda marcó el final de mi vida de "antes". Pero comenzó algo nuevo. Este "después" de la vida, no es necesariamente un nuevo capítulo. Pero más un libro nuevo. Mismos personajes, nuevos desafíos. No sabía que 9 increíbles meses de embarazo pudieran terminar con tal angustia. Pero sí sé que esos 9 meses me convirtieron en mamá. Esos 9 meses me hicieron más feliz que nunca. Y en el tiempo transcurrido desde que perdí a Ryan, encontré una fuerza que no sabía que podría tener. He encontrado un amor por mi esposo más profundo de lo que jamás podría haber esperado, incluso si estuviéramos juntos 100 años. Y he encontrado, en los días buenos, la esperanza de que vengan todavía más días buenos. Veo partes de Ryan en sus hermanos que han venido después de él, partes de un niño que no llegamos a conocer. Esos hermanos son prueba de que Ryan no era donde mi historia terminaba. Él es donde todo comenzó.