Día 4: Recoge fresas o comprarlas y haz un jugo o postre de verano

Aggie y yo comenzamos a trabajar juntas cuando yo estaba embarazada de Eloise, por lo que ella nunca conoció a mi versión pasada, cuando estaba "completa". Siempre fuimos simpáticas la una con la otra, pero en realidad nunca tuvimos una conversación completas o profunda más allá de hola y chao. Creo que en parte era porque yo estaba aterrorizada del mundo cuando estaba embarazada de Eloise y no quería nada nuevo que pudiera cambiar las cosas, así que me mantuve alejada. 

Cuando regresé al trabajo en el 2019, empezamos a hablar más porque compartíamos puntos de vista en algunas molestias laborales, y recuerdo haber pensado: ¿Por qué no nos hicimos amigos antes? ¡Ella es tan increíble! Aggie se fue de licencia maternidad en verano y yo la seguí en septiembre del 2019 cuando iba a nacer Polli. Y de pronto, llegó COVID, y el mundo cambió (no para mejor) y luego "volvimos al trabajo" en un entorno completamente remoto que haría imposible crear relaciones y conectar con otros realmente... eso pensaba yo. Durante ese tiempo de trabajo completamente remoto hice algunas conexiones extremadamente significativas, una de ellas con Aggie. Ambas sentimos que habíamos pasado por una guerra y estábamos un poco desorientadas en este nuevo mundo. Ella regresó al trabajo varios meses antes que yo porque estuve en una rotación por 6 meses, y realmente Aggie fue increíble ayudándome a entender todo lo nuevo en nuestro equipo y trabajo. Por mi lado, yo tuve el beneficio de hacerme amiga de una persona mega genial.

En septiembre del año pasado (2021), Aggie me contó que estaba embarazada, estaba muy emocionada de tener un niño y hablamos un rato sobre segundos embarazos, niños y, sobre todo, le decía lo increíble que se veía. Esa misma semana volvimos a hablar y me dijo que le preocupaba que aún no había sentido a su hijo moverse (tenía 20 semanas) y acordamos que le preguntaría a las parteras pero que probablemente era demasiado pronto y también dependería de dónde estuviera su placenta. Creo que fue al día siguiente o dos días después cuando recibí un mensaje de nuestra amiga Jackie diciéndome que Aggie había recibido las peores noticias del mundo y quería comunicarse conmigo. Lloré por ella y su hijo, incluso antes de hablar con ella o saber lo que pasó. Le mandé un mensaje inmediatamente y desde ese entonces hemos forjado una amistad increíble.

Antes de contar la historia de Aggie, quiero que sepan que esta (y otras publicaciones de este mes) hablan sobre la terminación por razones médicas (TFMR es la abreviación en inglés). Si puedes leer con el corazón abierto, sigue leyendo. 

Charles Dawborn (Charlie) nació el 4 de octubre de 2022 y falleció poco después en los brazos de su mamá. El día que Aggie se hizo la ecografía de la semana 20, recibieron la noticia de que Charlie tenía algunos problemas que significarían que su vida terminaría lentamente en la barriga de su mamá y que él estaría sufriendo. Entonces los médicos les preguntaron qué querían hacer, sabiendo muy bien que no había una realidad alternativa. No puedo imaginar estar en esa posición y la angustia y la fuerza que Aggie y Tom deben haber sentido cuando tomaron la decisión de ser inducidos para poder conocer a Charlie y que así el pudiera fallecer siendo abrazado por su mamá y papá. 

Esto es lo que Aggie me escribió cuando le pregunté cuánto de su historia podía compartir (traducido del inglés): “Siéntete libre de compartir todo lo que quieras sobre Charlie. Quiero que la gente sepa más sobre la angustia detrás de TFMR, especialmente dada la situación en los EE. UU. Yo no habría podido sobrellevar el dolor de tener que llevarlo a término sabiendo que la falta de líquido amniótico que tenía significaría que estaba sufriendo y luego fallecería unas pocas horas después del nacimiento. Fue la decisión más desgarradora de mi vida, pero al menos TENÍA la opción y la opción era no dejarlo sufrir”. 

He visto personas (especialmente últimamente) que no tienen empatía hacia alguien que decide interrumpir un embarazo incluso sin conocer la historia completa. Esto me enoja de maneras inimaginables. La angustia de perder un hijo es inexplicable, y si le añades la sensación de saber que tienes que dar ese paso porque es, literalmente, la mejor y más amable opción para su bebé… Lo último que necesitan esos padres es juicio, todo lo que necesitan es compasión y amor infinito. Habrá más historias como la de Aggie este mes y me siento honrada de que estas mujeres me hayan permitido compartir sus historias para que todos puedan escuchar el lado de la madre aquí. 

En cuanto a la actividad, a Aggie le gustaban mucho las fresas cuando Charlie estaba en su barriga y creo que incluso fueron a recoger algunas. Nunca he recogido fresas y siempre quise hacer esto; y aunque estoy en Francia hoy y no hay granjas por aquí, nos comimos una montaña de fresas con todas mis niñas e iré a esa granja en junio.

Comiendo fresas en el cementerio con nuestras tres hijas